Dioses antiguos y modernos se enfrentan en American Gods. Lo puedes leer, lo puedes ver.
Neil Gaiman, con motivo del estreno de la serie que adapta su novela American Gods, comparte en su cuenta personal de Instagram un pequeño clip donde cuenta cual fue su propósito a la hora de escribir esta historia:
«…Quiero que mires a tu alrededor y te preguntes: ¿y si fuera verdad?, ¿podría serlo?, y si lo es, ¿hay alguna forma de escapar? Quiero que te preguntes que es lo que crees realmente»
David Foster Wallace escribió un discurso para recién graduados titulado «This is water» (esto es agua). Comienza con dos peces jóvenes que, nadando tranquilamente por las infinitas aguas del océano, se cruzan con un pez anciano. Éste les saluda diciendo: «¿cómo está el agua hoy, chicos?». Los dos peces jóvenes no responden, y al perder de vista al anciano se preguntan: «¿Qué es el agua?».
Lo que quiero decir es que la lectura de este libro, al igual que el discurso de David F. Wallace, te hacen mirar alrededor, escrutar tu entorno en busca de aquello que es esencial, que está ahí, que nos rodea, y que veamos o no, a veces obviamos. Lo que cada uno vea da tanto igual, lo importante es mirar.
American Gods es uno de esos relatos que no sólo te hacen pasar un gran rato y te atrapan en su lectura, también contiene la profundidad suficiente para hacerte reflexionar, para, de algún modo, hacértelo creer.
Abstracciones a un lado, abordemos el libro, ¿de qué va?, se preguntará algún impaciente: Cuenta la historia de Shadow, un hombre al que, quedándole pocos días de condena en prisión, recibe la noticia de que su mujer a muerto. En el viaje a su hogar se encuentra con un misterioso personaje, Mr. Wednesday (lo conoce el día que le da nombre). Éste le ofrecerá un trabajo.
Durante el viaje que Shadow hará con el enigmático Mr. Wednesday, presenciará una batalla oculta entre dioses antiguos y modernos, los dioses que consideramos mitos y sólo perviven en antiguos manuscritos y aquellos a los que adoramos en nuestros días. Sorprende saber quién es quién, y por eso dejaré el placer de descubrirlos a quien se decida a leer el libro.

Neil Gaiman, autor de obras como Coraline, The Sandman o Neverwhere, tenía en la cabeza el comienzo de una historia que le persiguió durante un tiempo. En Islandia se encontró con un diagrama de los viajes de Leif Erikson (antiguo nórdico), y se preguntó: ¿Cuándo los nórdicos vinieron a América, trajeron sus dioses consigo? Entonces comenzó a asociar algunas ideas y se decidió a enfocar ese comienzo de historia con acabaría convitiéndose en American Gods (Llamó así a la novela con la esperanza de que se le ocurriera un título mejor, le dijo a su editor en un email. Pero eso nunca pasó).
«Conservo en mi cabeza varias historias que comienzan con la imagen de dos hombres conociéndose en un avión…», «…empecé a pensar en la conversación. Me vino algo así: Sé que hay un hombre mayor que parece ser un estafador, y hay un hombre más joven que puede que acabe de salir de prisión. No hay ninguna razón por la que ambos se debieran de encontrar allí. No deberían de estar sentados juntos: El hombre más joven ha acabado allí (en primera clase) de rebote, pero cuando finalmente toma asiento, el hombre mayor le mira y le dice, «Llegas tarde.», y entonces le ofrece un trabajo. Pensaba en esto cada noche, cuando iba a costarme, era mi pequeño secreto. Empezaba sólo con dos personas y entonces se desarrollaba un poco más y más. Pero lo único que sabía es que allí había dos personas». Extracto entrevista por Abraham Riesman en Vulture. Traducción propia.
American Gods, trasciende a las aventuras de Shadow. La migración histórica de la que todos hemos nacido es uno de los temas transversales de esta novela. Gaiman nos muestra una América rica gracias a la diversidad de las gentes que llegaron hasta allí: el compendio de dioses, civilizaciones, tradiciones y acentos de los que hace gala la América de hoy y de ayer, dotan a ésta de una riqueza increíble. Una riqueza que algunos dirigentes de nuestros días intentan expoliar y degradar a la condición de lacra.
Los dioses no son importantes per se, somos nosotros quienes, creyendo en unos u otros, los engrandecemos hasta convertirlos en los enormes dioses de los que nos han hablado. Shadow irá comprendiendo a lo largo y ancho de su viaje por Estados Unidos, lo importantes que serán sus creencias. El lugar al que oriente su fe determinará quién es, y si es capaz de sobrevivir a la batalla que se avecina.
―Los dioses son grandes ―dijo Atsula, lentamente, como resumiendo un gran secreto―. Pero el corazón es aún más grande, pues es en nuestros corazones donde los dioses nacen, y el lugar al que deben regresar…
(American Gods. Capítulo 14)
Esta novela puede hacer gala de un continuo e interesante diálogo interno por parte del protagonista, aderezado siempre con la voz de Mr. Wednesday (dentro y fuera de él). La visión perniciosa, sarcástica y a veces satírica de Mr. Wednesday aderezan el relato hasta llegar a adorarlo.
Intercalando la línea narrativa principal, Neil Gaiman ofrece un flashback en el que narra la llegada de los primeros nórdicos a Norteamérica, porque se quedaron en esa tierra desconocida e inhóspita. Baila el relato entre el pasado y el presente para ayudarnos a conocer a los que adoraban a otros dioses, y porqué. Sin este oportuno vaivén nos ocurriría lo que Chernabog, una antigua deidad eslava, menciona:
―La gente dice que, si nos ponen juntos, parecemos la misma persona. Cuando éramos jóvenes, su cabello era muy rubio, muy claro, y la gente decía que él era el bueno. Y mi cabello era muy oscuro, más que el tuyo todavía, y la gente decía que yo era el canalla. Yo era el malo. Ahora pasa el tiempo y mi cabello está gris. El suyo también, creo, está gris. Y si nos miras ahora no sabrías quién era luz y quien oscuridad. (American Gods. Capítulo 4)

La adaptación a las pantallas viene de la mano de Michael Green (Smallville, Héroes), y Bryan Fuller (Criando Malvas, Star Trek, Hannibal) y la música compuesta por Brian Reitzell, ex de Red Hot Chili Peppers. La serie es violenta, con mucha sangre y salidas de tono que retratan el carácter de una obra de la que han desechado el diálogo interno del personaje principal (exigencias del medio donde se proyecta), y poca cosa más. Por lo que hemos podido ver hasta ahora, nos encontramos ante un gran trabajo de adaptación: Es lo que ocurre cuando dejas al autor con autoridad para participar en su creación; Neil Gaiman venía frustrado tras la adaptación de su obra «Neverwhere» en BBC Tv series, quería estar al mando, y aquí lo está, y nosotros lo celebramos.
Título: American Gods
Género: Ficción
Páginas: 560
Precio: 19,95€
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